jueves, 10 de diciembre de 2009

UN VOYAGE À MONTPELLIER

El comentario lo hago en nombre de mi mujer y por supuesto bajo su supervisión, faltaría más.
El pasado día 4 de diciembre hicimos una escapada a Montpellier, aprovechando el puente de la Constitución. Al final también se vinieron mis suegros con lo que éramos cinco en el coche de mi cuñado Fran. Como no podía ser de otra manera fuimos cargados hasta los dientes, vamos que parecíamos moros regresando de sus vacaciones en Marruecos.

Salimos tarde, inicialmente la hora prevista eran las 15 horas pero como la puntualidad no es una de nuestras virtudes, se nos hicieron las 16:30 h. El viaje fue tranquilo con algo de tráfico al principio, hicimos dos paradas y finalmente llegamos a Montpellier ya el sábado a las 01:30h. Allí nos recibió mi cuñada Ana que nos acompañó a nuestro alojamiento, donde rápidamente nos dispusimos a colocar lo imprescindible para acostarnos a descansar.



Al día siguiente tocaba realizar la primera excursión que iba a consistir en ver la ciudad de Montpellier, dado que el viaje había sido agotador sobre todo por la hora de llegada, no madrugamos bueno en mi caso un poco, antes de las 09 h ya estaba corriendo por las calles de Montpellier llegando a un pueblo cercano llamado Lattes. Nuestros primeros pasos consistieron en una visita a la zona más céntrica de la ciudad (La place de la comédie, los alrededores del Polygone y el Centro comercial). De vuelta al apartahotel nos dispusimos a comer, había que liquidar los alimentos que tanto trabajo habían costado traer el día anterior. Después de una generosa siesta, salimos a seguir viendo la ciudad callejeando esta vez por el casco histórico, haciendo antes una paradita para degustar uno de los platos típicos franceses “les crepes”. La caminata terminó junto al acueducto que marco el punto de retorno hacía notre logement.

El domingo los iniciamos con una visita al mercado de productos típicos que tenía lugar justo debajo del apartamento de nuestra anfitriona. Ya pasadas las 12 h, nos dirigimos a la playa, concretamente a una población llamada Palavas, donde teníamos pensado degustar un plato típico de la zona, une fontaine(source) de moules à la vareuse. Tras una visita por los alrededores del canal y una generosa comida, pusimos rumbo hacía Nimes, donde admiramos su plaza de Toros denominada “les arènes”, callejeamos por su centro histórico e incluso hicimos el ganso en un Tiovivo. Aquí tuvimos una anécdota con una bolsa que le dejaron a mi suegro para que la guardase y la dueña no aparecía, al final le pasamos el marrón al dueño del Tiovivo y nos fuimos a nuestros vehículos que los habíamos dejado en la otra punta de la ciudad. El regreso a Nimes fue tranquilo, llegando a Montpellier para cenar de nuevo a base de las provisiones que habíamos traído de nuestra tierra.

El lunes los iniciamos con una visita al Centro comercial Odysseum situado a las afueras de Montpellier, para llegar nos montamos en el Tranvía, no en el que a mi mujer le hubiese gustado (el de la línea 2 agatoso) sino en el azul que lleva la línea principal. Aquí como mucho me temía se nos fue la mano a todos con las compras y salimos cargados como mulas para coger de nuevo el Tranvía y regresar a Montpellier. Sin pasar por el Apartahotel, ya que íbamos justos de tiempo, fuimos a comer a une Creperíe que había visto en la guía de viaje y tenía buena pinta. Comimos bien y más ligero a base de crepes, lo que nos vino genial para aliviar un poco el estomago ya muy cargado de las cenas algo pesadas. Después y tras dejar las bolsas con las compras en notre logement, nos dirigimos a “Aigues Mortes” una ciudad medieval situada a medio camino entre Montpellier y Nimes. Esta pequeña ciudad comunicada con el mar, a pesar de estar a más de 30 km de la costa, por un gran canal unido a un caudaloso río y a unas marismas interiores, nos sorprendió por su belleza y eso que llegamos cuando ya estaba oscureciendo. Se trataba de una ciudad completamente amurallada al estilo de nuestra Ávila, pero con el encanto adicional de tener un canal navegable enfrente. De vuelta a Montpellier hicimos una parada en Lidd que había a las afueras, donde nos aprovisionamos para la última cena en Francia, en la que mi cuñada no pudo estar para poder prepararse un examen que tenía al día siguiente.

El martes era el día de la vuelta, Ana tuvo que irse pronto a realizar un examen, y ya sobre las 12 h iniciamos la vuelta a casa con tan sólo una parada a la altura del límite de Barcelona con Tarragona para comer. Llegamos a casa a las 09:15 h donde nos esperaba impaciente Yoana para empezar a abrir regalos como una descosida, dejando en último lugar el más importante “LA BOTELLA DE AGUA"


TODAS LAS FOTOS DEL VIAJE EN

http://picasaweb.google.com/juande30722/VIAJEAMONTPELLIER#





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