CENA CELEBRACIÓN CUMPLEAÑOS DE ISA

He puesto este título porque quedaba algo escandaloso el que realmente le iba como anillo al dedo “ Los borrachos de la calle Huesca”. Bromas aparte ayer por la noche celebramos el cumpleaños de nuestra Isa, la celebración se hizo con unos días de retraso para que pudiésemos estar todos. A eso de las 21 h comenzamos la cena, a base de patatas cocidas con ajo, lomicos a la plancha acompañados de salchichas y longanizas, ensalada para las del Naturhouse y algún que otro entremés. En cuanto a la bebida, como no, el estandarte de la calle Huesca nuestra Steinburg acompañada en esta ocasión por un Bourdeaux traído de nuestro viaje a Montpellier y por un Lambrusquito para las damas.

Durante toda la cena hubo varios temas de conversación, como lo poco que trabajamos los funcionarios “ENVIDIA je je je”, la carrera de San Silvestre, los preparativos de navidad (árbol y belén), pero sin duda el tema estelar fue las molestias que alguna vecina suele causar reiteradamente por cantar y reirse a deshoras.

Una vez terminado el condumio, tocaba el postre a dos bandas una tarta de chocolate realizada “ con mucho amor “ por mi mujer y otra también de chocolate con galletas hecha también con mucho amor por la cumpleañera y por supuesto se cantó el tradicional cumpleaños feliz con un tono más alto de lo habitual para que alguien en particular se sintiese aludida. Ni que decir tiene que las dos estaban riquísimas sino fuese porque tenía en mente que debía controlarme para mi sobreesfuerzo del domingo, me hubiese pegado una jartá de chocolate.

Pero lo bueno estaba por llegar, después de tomar un poco de sidra, aparecieron como por arte de magia dos botellas de Ron con miel, una a estrenar y otra ya empezada. Aquí empezó el festival de los tapones a base de chorro de limón y ron miel. Un servidor que no los probó observaba atónito como tragaban como descosíos Ramón, Pepe, Isa y lo más sorprendente mi Ana. Gema y José Carlos creo que llegaron a probarlos y Felipe, Merche, Susana y un servidor ni los cataron. El caso es que en un plis plas cayeron ambas botellas y como los “beodos” no habían tenido suficiente, Pepe se encargó de traer otro botella más de ron miel que por supuesto cayó irremediablemente ante semejante grupo de levantadores de vídrio.

En este punto un servidor observaba con detenimiento como Pepe llenaba sin parar tapones, echando una carga de ron mayor en los de Ramón que a esta altura de la velada ya no se enteraba de las trampas de Pepito. No se como pasarían la noche los demás, por mi parte entre la pesadez de estomago y los ronquidos de mi mujer, (que dormía a pierna suelta) me costó bastante dormirme pero al final lo conseguí. Bueno con esto termino el comentario convoncando a tola la peña para la próxima cita “El cumpleaños de Gema”.